martes, 23 de junio de 2009

El momento zen


Cuando las personas pierden su "humanidad" son menos que insectos, bacteria, célula o cualquier ser vivo, menos incluso que una roca en un camino. Lo ha perdido todo. Su identidad, su evolución, su proclamada inteligencia. Crear o saberse de memoria las cosas, resolver problemas con prontitud y certeza no es mas que una habilidad cuando no se sabe vivir en armonía y queremos separar a nuestro mundo, diseccionarlo y catalogarlo.
No somos mas que un programa atómata de existencia, con sociedades y deseos programados.

Para decir que somos seres vivos, tendremos que aprender de la amiba, de la célula y de las más básicas y pequeñas creaturas. No por ser seres furiosos e irracionables somos como animales, hay que aprender de ellos antes de hablar a la ligera.

Fuimos encomendados a ser guardianes de este mundo azul, de distinguir a los animales y plantas con nombres para cuidarles, no para ponerlos en libros de biología

No somos superiores, nunca lo fuimos. Esa es la gran fruta prohibida que nos siguen otorgando y seguimos masticando.

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